Crítica ‘Better Man’: Robbie Williams es el verdadero showman

Better Man

★★★★

Por Cristiano Bolla

Para hablar de Better Man, la película biográfica sobre Robbie Williams dirigida por Michael Gracey, lo mejor es empezar por algunos números que enmarcan el fenómeno: Robert Peter Williams es el solista más exitoso de todos los tiempos en el Reino Unido, cuna de los Beatles, Queen, Led Zeppellin y otros exponentes de la élite de la música mundial. Seis de sus discos están en el Top 100 de los más vendidos en su país, es el artista más vendido de los años 2000, el cantante más escuchado en la radio y si cruzamos el Canal de la Mancha, con más de 90 millones de copias, está entre los más vendidos del mundo. También ostenta el récord del mayor evento en directo de la historia del Reino Unido (Knebworth Park, agosto de 2003: 375.000 espectadores en tres conciertos). Nada mal para un niño de Stoke-on-Trent con déficit de atención e hiperactividad que saltó a la fama como el miembro más joven de una banda de chicos (Take That), ¿verdad?

Better Man parte de aquí, de la conciencia de que en el centro del escenario y en el centro de atención no sólo se encuentra un icono del brit pop, sino uno de los más grandes showmen de la historia. ¿Y cómo se cuenta la historia de un personaje así? Hay muchos caminos y los estamos redescubriendo todos últimamente: ahí está Bob Marley y One Love, y pronto veremos A Complete Unknown sobre Bob Dylan, al que seguirán Deliver Me From Nowhere sobre Bruce Springsteen y Michael sobre el mismísimo autor de Thriller. Un camino es el de la película biográfica clásica, la historia de libro de texto sobre la vida y carrera del viaje del héroe. Otro es el elegido por Pharrell Williams con su Piece by Piece, en el que el cantautor habla de sí mismo a través de LEGO. Otro más nos remonta a I’m Not Here, de Todd Haynes (2007), en el que Dynal fue interpretado por seis actores diferentes. En definitiva, cuando se habla de música, la creatividad no falta: ¿podría haberse eximido la estrella pop más loca y controvertida de la música británica? Por supuesto que no, y así llegamos a Better Man, una película autobiográfica en la que Robbie Williams es interpretado por un mono.

Una elección no del todo original, pero que en este contexto es perfecta por varias razones. En primer lugar, evita el camino siempre controvertido de elegir a un actor cuyo parecido físico pude ser discutible. Además, permite al público empatizar más fácilmente con la historia y evolución del protagonista, pues al no tener rasgos humanos el proceso de identificación parte de una base común; y, sobre todo, permite que el aspecto técnico se desate, escenificando números alucinantes –y en esto Michael Gracey ya había demostrado con El gran showman que tiene pocos rivales–partiendo, entre otras cosas, de canciones conocidas de memoria por público de todo el mundo.

Sin embargo, Robbie Williams no se esconde detrás de esta máscara, al contrario. Better Man cuenta la historia de sus años más oscuros, los de su primer éxito, de sus locuras, de las drogas, del alcohol, de las dificultades para establecerse con Take That, la sensación de no tener esa cosa que según su padre hace falta para convertirse en un dios de la música y el constante síndrome del impostor que también podría parecer un pudor empalagoso si lo comparamos con una personalidad exuberante como la de Robbie Williams, pero con la que al final es fácil empatizar. Es decir, cuenta una verdad, la personal de la estrella del pop, detrás de una máscara CGI que deja al descubierto sus ojos, proverbiales espejos del alma.

La mirada que vemos es suya, en todos los sentidos. Entre una actuación musical y otra –la de Rock DJ es un plano secuencia que te hará saltar sobre la butaca del cine, mientras que con otras te verás obligado a secarte las lágrimas–, la historia de Robbie Williams se cuenta a través de continuos juegos de miradas y superficies reflejadas: pantallas de televisión, suelos inundados, cuerpos de agua, verdad y ficción escénica se alternan constantemente devolviendo luces y sombras. Esta película biográfica casi tiene los contornos de una sesión de autoanálisis: Robbie Williams afronta sus traumas y miedos para componerse y convertirse en ese “mejor hombre” (Better Man) cantado, es decir, la canción que da título a la película.

Durante alguno de los conciertos tras el estreno de la película, Robbie Williams bromeó diciendo que esta es la historia de su vida, que muchos episodios sucedieron exactamente como se cuentan (como el de la sandía) y que ahora, sin embargo, está en una vida diferente, que su matrimonio con Ayda Field y el nacimiento de sus hijos le han convertido en un hombre feliz y que, por tanto, Better Man 2 durará cinco minutos, porque no hay nada más impactante que contar.

Le creemos y estamos satisfechos con esta gran y estimulante película, un ejemplo más de cómo la creatividad de las biografías musicales puede ser incomparable en el cine.

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