Crítica: ‘Black Mirror: Beyond the sea’

Black Mirror - Beyond the sea

★★★★/★★★★★

Beyond the sea, el tercero de los cinco episodios que componen la sexta temporada de Black Mirror, acontece en un 1969 alternativo en el que dos hombres, en una peligrosa misión espacial de alta tecnología, deberán lidiar con las consecuencias de una tragedia inimaginable. El episodio, con una duración de 80 minutos (y que, en realidad, podría funcionar perfectamente como un largometraje independiente), tiene como principal virtud un aspecto del que carecían las dos primeras entregas de esta nueva temporada: la sutileza.

Así, Beyond the sea supone un admirable recital de delicadeza y buen hacer cinematográfico que sorprende por lo reposado y sereno de su tempo. Y es que, más allá del espíritu de clásicos de la ciencia ficción como 2001, una odisea del espacio o Blade Runner, sobre las imágenes de este tercer capítulo planean al tiempo la inquietante poesía del Shyamalan que filmó Señales o El bosque, la imagen poética del hogar propia del mejor Malick y la melodramática mirada sobre la familia en clave sci-fi que Nolan entretejió en su Interstellar

Al meticuloso guion de Charlie Brooker y a la delicada puesta en imágenes de John Crowley (es de agradecer que ambos renieguen aquí de las reglas típicas de los productos de ‘fácil digestión’ a los que tan acostumbrados nos tienen las plataformas de streaming) se unen las fantásticas interpretaciones de su trío protagonista, Josh Hartnett, Aaron Paul y Kate Mara, en cuyo tono comedido (el lenguaje es aquí el de los gestos, el de las miradas) acaba residiendo el verdadero éxito dramático de la propuesta

La única pega que puede ponérsele (por ponerle alguna) a esta intimista y oscura tragedia humana sobre el dolor de la pérdida es un cierre efectista que no termina de resultar coherente con el resto del relato. Y es que, tal como sucedía en el episodio inmediatamente anterior, Loch Henry, Brooker termina apostando más por la sorpresa truculenta que por el poso reflexivo. 

Lo mejor: Sus interpretaciones y su poética puesta en imágenes.

Lo peor: Su final, ligeramente forzado.

Black Mirror - Beyond the sea

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