Sundance 2025: ‘La virgen de la tosquera’ o el caos mágico de la adolescencia inspirado en los relatos de Mariana Enríquez

La virgen de la tosquera

Laura Casabé convierte los relatos de Mariana Enríquez, El carrito y La virgen de la Tosquera, en una nueva oportunidad de contar el paso de una chica adolescente a la edad adulta. Siempre violenta siempre difícil, siempre intensa.

la virgen de la tosquera poster

Una tosquera es una laguna artificial, normalmente extensiones de agua que parecen agradables, atractivas para el baño, pero que casi siempre implican riesgos invisibles, porque se han utilizado para extraer tosca, una piedra caliza muy ligera y porosa, utilizada en construcción, es decir, son charcas contaminadas, usadas casi como vertedero y no preparadas. Aunque así se la presenta Silvia, una mujer de unos 30 años, viajada y vivida, que se acaba de colar en el grupo de Natalia, Mariela y Josefina, amigas de toda la vida, enamoradas de su compañero de instituto, Diego, quien a su vez se está dejando llevar por las aventuras de Silvia. Juntos van todos a esta tosquera para enfrentar el calor del verano, huir del aburrimiento de sus casas en las afueras de Buenos Aires y sortear la crisis argentina que se les viene encima (la de 2001).

En ese contexto, e inspirados por El carrito y La virgen de la tosquera, dos relatos de la escritora Mariana Enríquez, publicados en Los peligros de fumar en la cama, Benjamín Naishtat (Rojo, Puan) escribe y Laura Casabé (Los que vuelven) dirige un coming-of-age lleno de magia, algo de terror y mucho realismo. Le dan un giro a este subgénero tan cinematográfico, el del final de la adolescencia, cargándolo de esas intensas fuerzas invisibles que mueven a las chicas de esa edad más intensas aún en contextos socioeconómicos delicados.

Natalia (una increíble debutante, Dolores Oliveiro) vive con su abuela en una barriada bonaerense, sus padres la abandonaron, no vive mal, pero justamente, en una realidad humilde y tranquila que se revuelve con la llegada de un mendigo, invocando una violencia atávica para algunos y terrorífica para otros. Es ese terror a verse así, amenazados por lo que está ocurriendo, los cortes de luz, de agua… Natalia se evade de eso, yendo al consultorio a chatear con el chico que le gusta y sus amigas con los que se va reuniendo también en persona para intentar conquistarle definitivamente. Vive obsesionada con él, una obsesión que, amenazada por la llegada de Silvia, se va tornando en algo más intenso, esas fuerzas mágicas e incontrolables, será la edad, será el momento, todo eso van conduciéndonos sin darnos cuenta de un drama social a un filme de género, psicológico, atmosférico y femenino, que no llega a ser terror quizá, pero sí una fantástica fantasía (forzada y válida redundancia).

El magnetismo de Dolores Oliveiro (a quien Casabé descubrió en un casting abierto con 300 chicas) en La virgen de la tosquera es quizá de lo más poderoso de la película. Su rostro, su mirada y su movimiento, la seguridad natural que le da su belleza y la juventud se va viendo atacada y tornándose oscura de una forma sutil y escalofriante. Como sus mejores amigas, la miramos muy de cerca, dándonos cuenta de cómo la obsesión por ese chico la está llevando a una locura sostenida que poco a poco se va escapando de su control, aunque ella parece estar en perfecto control de su nuevo poder. Sobre el trasvase y juego de poderes, el poder de una mujer adolescente rebelándose al amor de verano al calor de la tosquera y removiéndose en el de las amistades, va también esta brillante adaptación que sigue reescribiendo el género.

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