Maura Delpero, directora de ‘Vermiglio’, nos habla de la muerte de su padre y la historia de Italia: “Es una película tremendamente personal para mí”

Vermiglio

En sus propias palabras, al grano, sin preguntas, Maura Delpero nos explican su última película. Gracias a Vermiglio, drama familiar ambientado 80 años atrás en una aldea de los Alpes italianos, ganó el Gran Premio del Jurado en la pasada Mostra de Venecia.

La familia soñada

“Esta es una película tremendamente personal para mí. Mi padre y toda su familia nacieron en Vermiglio, todavía conservamos la casa en la que crecieron. Poco después de que él muriera, una noche soñé que venía a visitarme. Pero quien se me apareció no era el hombre a quien yo había conocido sino su versión infantil, un niño de seis años que jugaba en aquel hogar de piedra junto con sus hermanos y hermanas, mis tíos y tías.

Aquel sueño fue una epifanía, sentí como si me estuvieran guiando de regreso a un tiempo que yo nunca conocí. Aquella visión me animó a empezar a escribir. Inicialmente lo hice sólo para superar el dolor causado por la pérdida, pero poco a poco me di cuenta de que dentro de mí anidaban muchos recuerdos que había absorbido en la infancia y que ya había olvidado. Y, durante ese proceso, las lágrimas que había estado conteniendo hasta entonces empezaron a brotar”.

Tradición y transformación

“La película se centra en un momento de la historia en el que los roles de género tradicionales empezaron a resquebrajarse bajo el peso de la modernidad y sus necesidades. En la película vemos a una generación que se aferra a los roles habituales y, mientras tanto, la de sus hijas está intoxicada por un anhelo de individualidad y autodeterminación. Todavía hay ecos de ese pasado en nuestras vidas y rememorarlo me ha dado la posibilidad de explorar asuntos actuales como la migración y las transformaciones sociales.

En cierto modo, Vermiglio reflexiona sobre la rapidez con la que las sociedades olvidan su historia. Italia, por ejemplo, fue un país pobre construido a través de la inmigración y ahora que es una de las naciones más ricas del mundo desprecia a quienes vienen desde otros lugares. Pero no tiene sentido pretender que el pasado no existe, porque todavía nos habla”.

Ser mujer ayer y hoy

“Mi abuela tuvo 10 hijos en 20 años, y perdió a dos de ellos. Las mujeres de su época no trabajaban ni tenían dinero. En los pueblos, sus vidas se reducían al matrimonio y la maternidad.

Me pareció interesante contemplar ese pasado reciente, porque han pasado sólo dos generaciones y, aunque entre mi abuela y yo media un abismo, las mujeres seguimos cargando con ese legado de patriarcado y machismo. Cuando empecé mi carrera como documentalista, el mundo del cine todavía era casi exclusivamente masculino. Todos mis referentes artísticos eran hombres y había tan pocas directoras que podían contarse con los dedos de la mano; por eso, sentía que me estaba adentrando en un territorio en el que no había sitio para mí.

Hoy me siento honrada de continuar el legado de las mujeres que vinieron antes que yo, aunque fueran tan pocas. Su trabajo allanó el camino para nosotras y espero que el mío pueda contribuir a allanar el de las que vendrán después”.

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Fotos: Vittorio Zunino-Getty Images

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