La primera temporada de Memento Mori terminó con casi todos sus frentes abiertos y con la vida de sus protagonistas tan patas arriba que llegamos a temer no ver a algunos en futuras temporadas, si es que las había. Se confirmó su renovación y desde este 25 de abril podemos ver la segunda temporada en Prime Video. Además, ya se ha anunciado que habrá una tercera, como si el ritmo frenético de la trama se hubiera contagiado a su promoción.
Basada en la trilogía de novela negra Versos, canciones y trocitos de carne, de César Pérez Gellida, Memento Mori, producida por Zebra Producciones, nos llevó hasta Valladolid para conocer al asesino en serie Augusto Ledesma (Yon González) y su obra, un reguero de víctimas a las que mutila una parte del cuerpo y en las que deja versos que escribe de su puño y letra. La segunda temporada arranca con Augusto fugado junto a Erika (Olivia Baglivi) y con el inspector de homicidios Ramiro Sancho (Francisco Ortiz) persiguiéndole por Europa. Se mantiene en el reparto Juan Echanove, en su papel de Carapocha, un analista de asesinos en serie, y se incorpora la actriz italiana Anna Favella, como la inspectora Gracia Gallo.
En los cinco episodios de esta nueva entrega (uno menos que en la pasada), seremos testigos de esta persecución, mientras Augusto sigue haciendo de las suyas. Si le preguntamos a Francisco Ortiz por lo que veremos en pantalla, nos habla de “ritmo frenético”, “personajes” y “situaciones complejas”. Olivia Baglivi, por su parte, dice que la serie empieza a volar, pero conservando “los giros de guion y un tono de thriller bastante sorpresivo”.
SANGRE, DESEO Y ODIO
Tanto Sancho como Erika son motor para Augusto. Con el primero, se establece una lucha y un desafío; Erika, por su parte, es amante y quien ha conseguido llegar hasta él.
“Nos vamos a encontrar un Sancho destruido después de todo lo que ha pasado, pero con un espíritu de venganza que le hace seguir (…). Augusto se ha convertido en su leitmotiv, se van a buscar y se van a encontrar. Vamos a ver a un Sancho más meticuloso. Y eso es parte de lo bonito de esta relación, que incluso desde el puro odio pueden llegar a ayudarse de manera personal”, explica Ortiz.
Erika reforzará el vínculo con Augusto, pero adquirirá protagonismo la bipolaridad que padece y los estados de euforia y depresión que atraviesa el personaje. “Vamos a ver las conductas que eso supone y que afectan a la trama porque un personaje tomando decisiones importantes bajo esa condición, de alguna manera, lo entorpece todo. A veces para bien, y creo que se entiende que toma las decisiones que toma desde ahí”, reflexiona Baglivi, señalando el respeto y el cuidado que han tenido a la hora de tratar el tema.
Para Baglivi, Erika ha sido su primer protagonista en televisión. Un regalo por su complejidad. “La dificultad de enfrentarme a Erika siempre ha estado ahí, pero me dan más miedo los papeles a los que no tengo muy claro qué les pasa que un personaje como este que, pese a ser muy complejo, está muy definido”, explica.
“Es atreverse a habitarla porque ella es una mujer muy arriesgada, por lo tanto, tú como actriz vas a tener que asumir riesgos a nivel interpretativo”. Ortiz, en cambio, asegura que siempre se ha sentido muy cercano a Sancho. “Hay algo en él muy iracundo que reconozco también en mí y esa manera de ser es como un río que, al final, siempre llega al mismo sitio”, dice y añade que su trama durante la primera temporada le tocó de manera muy personal y reconoce que no ha tenido problema “en mantener todas esas sensaciones para una segunda temporada, que era muy interesante por el punto tan extremado desde donde arranca”. Según él, ha sido “casi terapéutico”.
SIN MIEDO A LA ADAPTACIÓN
Ni Ortiz ni Baglivi conocían la historia en la que se basa Memento Mori. El primero optó por leerse las novelas en cuanto le hablaron del proyecto y se enamoró del personaje. La segunda, al principio, trabajó desde el guion para empaparse de cómo se quería contar la historia en el audiovisual. Ambos coinciden en la suerte que es participar en una adaptación. “Parte del trabajo viene hecho ya, provienen de una novela donde evidentemente siempre vas a sacar más información que lo que puedes sacar únicamente del guion”, asegura Ortiz.
Olivia Baglivi cuenta que tiene muy buena relación con César Pérez Gellida, el autor, y que “ha sido un regalo poder tener a la cabeza creadora de la historia en el proyecto (…) César siempre ha estado súper involucrado”, visitándoles en las sesiones de rodaje, siempre dispuesto a hablar con ellos.
El rodaje, por cierto, lo describen como intenso. No es para menos, Memento Mori ha grabado su segunda temporada en la Comunidad de Madrid, Valladolid, Canarias y Trieste (Italia). A pesar de ello y quizá también por ello, sólo tienen palabras buenas. Destacan que se haya mantenido casi todo el equipo técnico, la unión del equipo artístico y que tanto viaje y el rodar en localizaciones increíbles les ha ayudado a sumergirse en la trama y a que en pantalla se nota el resultado.
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