"El padre de Hal y Harper va a tener un bebé con su novia de hace mucho tiempo y va a vender la casa en la que crecieron Hal y Harper”, así resume Cooper Raiff su tercer proyecto estrenado como creador, tras los largometrajes En la universidad (2020) y Bailando por la vida (2024), con los que consiguió posicionarse en el cine indie.
Pero Hal & Harper es una serie porque Raiff siempre la imaginó como tal para “desarrollar los personajes en profundidad”. “Fui escribiéndola cuando podía durante seis años antes de empezar a intentar financiarla”, contó durante el pasado Sundance donde la estrenó después del éxito que también tuvo allí con su anterior filme. “Cuando terminé las 300 páginas de guion salimos a buscar dinero. Es el proyecto pasional de mi vida, le he dedicado todo de una forma que sé que nunca volveré a hacer”. Y, sin embargo, como tantas veces pasa, cuando empezó a compartirla, las respuestas eran cuanto menos escépticas. “Llegado un punto, decidimos mentir, decir que teníamos a otros productores interesados y así, al menos, la leían”, contó.
Y el método le funcionó porque sólo cuatro meses después estaba rodándola, aunque fuera en un rodaje rápido de 50 días –récord para ocho episodios–, al que pudo extraer todo el jugo en más de un año de montaje. Porque, eso sí, si por algo destaca Hal & Harper es por ese montaje absolutamente despiezado en el que los dolorosos recuerdos de los hermanos protagonistas que dan título a la serie se van revelando ante el espectador para entender por qué hoy son dos adultos poco funcionales con una altísima codependencia y un peculiar lazo con su padre.
Y lo original de esos flashbacks o recuerdos es que son los propios actores adultos quienes los interpretan como si fueran niños de siete y nueve años. “Algo traumático les pasó a Harper y Hal cuando tenían cuatro y dos años, ahí los interpretan dos niños, pero quise que los adultos –Lili Reinhart y el propio Raiff– los interpretaran con nueve y siete años porque, por la tragedia, crecen demasiado rápido”, explica su creador y protagonista.
“Su padre no estuvo bien durante esos cinco años y ellos tuvieron que cuidar de sí mismos, pero no me centro en esos cinco años porque lo que quería era contar el año en el que el padre despertó de su depresión e intentó cuidar de ellos. Ver a adultos interpretar en ese tiempo a los personajes niños ayuda emocionalmente a entender los sentimientos de volver a ese pasado y procesar lo que ocurrió”.
Mark Ruffalo interpreta a ese padre golpeado por la pérdida, agotado por ayudar a sus hijos y sacudido por querer disfrutar la felicidad de su nueva vida. Su bebé, aunque pille por sorpresa, será el detonante para que los tres puedan intentar curarse. Por fin.
