Blue Moon, de Richard Linklater, protagonizada por Ethan Hawke y Margaret Qualley, y Dreams, de Michel Franco, con Jessica Chastain, competirán en la 75 edición del Festival de Berlín. El jurado de este año estará presidido por el director de Secretos de un escándalo, Todd Haynes.
Blue Moon, protagonizada también por Bobby Cannavale y Andrew Scott, es un proyecto largamente gestado que narra los últimos días de Lorenz Hart, la mitad del equipo de compositores Rodgers & Hart. La película ya ha sido adquirida por Sony Pictures Classics.
Dreams vuelve a reunir a Franco con Chastain tras Memoria, de 2023. La película está protagonizada por Isaac Hernández en el papel de Fernando, un joven bailarín de ballet mexicano que sueña con ser reconocido internacionalmente y vivir en EE.UU. Chastain interpreta a su amante, una mujer de la alta sociedad y filántropa.
Otros títulos destacados en la lista de la competición son Hot Milk, el debut en el largometraje de la aclamada guionista Rebecca Lenkiewicz protagonizado por Emma Mackey, Fiona Shaw y Vicky Krieps; y If I Had Legs I’d Kick You, la película de Mary Bronstein protagonizada por Rose Byrne, A$AP Rocky y Conan O’Brien.
Dos películas chinas también harán su debut mundial en la Berlinale: Girls on Wire, dirigida por Vivian Qu, y Living the Land, dirigida por Huo Meng.
El emocionante cartel inaugura el mandato de la nueva directora artística Tricia Tuttle, que tomó el relevo de Carlo Chatrian, y marca un esfuerzo por contar con una competición que acerque ligeramente el festival a Cannes. En general, las películas que competirán este año por el Oso de Oro y el Oso de Plata son, sobre el papel, menos especializadas y más transversales que las recientes programaciones de la Berlinale, pero Tuttle, que es una respetada periodista y comisaria de cine estadounidense, también ha mantenido el carácter vanguardista e iconoclasta que ha simbolizado el festival desde su creación.
Al anunciar la programación, Tuttle habló de su deseo de ampliar el atractivo del festival, así como de mantener sus raíces políticas. «No podemos rehuir [la política] y no lo hacemos. Podría decirse que está en el ADN de la ciudad y del propio festival», afirmó. «Pero es justo decir que la Berlinale es muchas cosas y para todos los festivales y toda la cultura en este momento, la agenda de noticias a menudo puede dominar el discurso. Pero realmente esperamos que las películas que el público va a ver durante las semanas del festival hagan que la gente hable de la vitalidad de la propia forma de arte».
Bajo la dirección de Tuttle, la Berlinale ha introducido una nueva sección competitiva denominada Perspectives, cuya programación inaugural incluye 14 estrenos de largometrajes, 12 de los cuales son estrenos mundiales.
Por su parte, la lista de competidores abarca películas de 26 países e incluye ocho películas dirigidas o codirigidas por mujeres.
Tuttle describió las películas seleccionadas como «dramas íntimos que nos piden que comprendamos nuestras fragilidades y fortalezas humanas; hay comedia amable pero también la sátira más aguda y negra; hay películas que rinden homenaje a los grandes del cine y otras que utilizan el lienzo más completo de la forma artística».
«Cada una de estas obras singulares muestra a cineastas en la cima de su oficio. De entre estas meritorias filas, estamos deseando descubrir qué elige el jurado de Todd Haynes como ganadores de los Osos de Oro y de Plata de la Berlinale», continuó Tuttle.
Nueve títulos más se han añadido al programa especial de la Berlinale, entre los que destaca A Complete Unknown, de James Mangold, que aspira al Oscar y protagoniza Timothée Chalamet en el papel de un joven Bob Dylan. La Berlinale también acogerá la proyección de La muerte de la amistad, película de Peter Wollen de 1987 protagonizada por Tilda Swinton, como parte de su homenaje al Oso de Oro Honorífico.
El año pasado, la Berlinale se vio envuelta en una polémica después de que los directores del premiado documental No Other Land -tanto cineastas palestinos como israelíes- describieran el «apartheid» israelí mientras estaban en el escenario, lo que provocó airadas respuestas de políticos alemanes. Tuttle reconoció que, este año, ha habido preocupaciones en torno a la libertad de expresión y que «muchos cineastas de países árabes» se habían puesto en contacto con los organizadores «sólo para asegurarse de que el festival es un espacio para el diálogo abierto».
Tuttle añadió que el asunto «había afectado al programa», pero «no ha sido algo que nos haya impedido programar lo que queremos».
Fuente: Variety
